La situación de la Primera Iberdrola, Reto Iberdrola y Primera Nacional, conforme pasa el tiempo, se vuelve más delicada.
A 22 de agosto la Real Federación Española de Fútbol sigue sin emitir un protocolo de vuelta a la competición, las Federaciones Territoriales comienzan a emitir sus protocolos para la reanudación de los entrenamientos –en los que derivan responsabilidades a otros organismos y dejan a la voluntad de los clubes la necesidad de tomar riesgos o no- y el Consejo Superior de Deportes continúa sin pronunciarse sobre la profesionalización de una competición que debería comenzar el 5 de septiembre y, a día de hoy, no tiene fecha de inicio.
Horizonte más complicado aún tienen en Reto Iberdrola y Primera Nacional, categorías en las que la actividad futbolística profesional de las jugadoras se comparte con su vida laboral y académica. Ante un posible protocolo con acceso social restringido, los clubes no podrán exigir una dedicación exclusiva a jugadoras que se dedican a tiempo parcial al fútbol. Además, está la complicación de las pruebas PCR obligatorias y que la mayoría de clubes no tienen un respaldo económico suficiente para sufragar los gastos derivados del requisito sanitario. Con todo, la RFEF sigue sin pronunciarse, para bien o para mal, y las pretemporadas de los equipos de varias comunidades autónomas donde se permite la actividad deportiva siguen adelante. Generando otro perjuicio competitivo frente a los que siguen sin autorización del Gobierno Autonómico para comenzar los entrenamientos.
El organizador de la competición, la RFEF, es el máximo responsable de la situación de incertidumbre que viven jugadoras y clubes. En un país que alberga estos días la Final a 8 de la Champions League se percibe con angustia un escenario devastador para el fútbol femenino: somos la única competición que no tiene fecha de inicio. Los clubes no saben hasta cuándo podrán seguir pagando salarios si la situación se alarga, como se ha filtrado en varias ocasiones, hasta enero. En las últimas informaciones a las que tuvo acceso Futboleras, se habla de la presentación del protocolo a mediados de noviembre. Según la última nota de la RFEF, los clubes dispondrán de un mínimo de 30 días –se pedirán 45- para iniciar la pretemporada. Esto coincide con la teoría del inicio de la competición en enero, cuando, además, hay una concentración de la Selección Española a finales de septiembre.
Otra de las incertidumbres será si se permitirá público en los estadios cuando la competición se reanude. Esto no solo tiene una repercusión mediática y de atracción de espectadores en un deporte que estaba en exponencial crecimiento de aficionados, sino que, además, trae consigo una difícil papeleta a la hora de atraer inversores publicitarios. La guerra por los derechos televisivos ya era un lastre a la hora de vender el fútbol femenino como un producto atractivo para las marcas que invertían en publicidad en camisetas, lonas y vallas publicitarias. Ahora, además, se le añade la posibilidad de que ni tan siquiera puedan alcanzar al público que visita el estadio. Con toda esta reducción de inversiones, más la noticia de que los firmantes del Plan Élite no recibirán este año su partida acordada, más las obligaciones contractuales de las jugadoras, muchos clubes se plantean realizar un ERE que plantee la viabilidad empresarial en una temporada llena de dudas.
TODO UN MAR DE DUDAS
¿Arrancará la temporada 2020/21 antes de que finalice el año? ¿Garantizará la RFEF una amortización de los gastos generados a los clubes durante los meses de inactividad? ¿Se mantendrá la calidad deportiva y competitiva de nuestros equipos en un parón tan largo? ¿Saldrán a competir Reto Iberdrola y Primera Nacional? ¿Qué pasará si una Comunidad Autónoma decreta la prohibición de entrenar y la RFEF mantiene la de competición? ¿Cómo sorteará la Primera Iberdrola una eventual crisis sanitaria por positivos en un equipo? ¿Cuándo comunicará la RFEF a los clubes y jugadoras el futuro del fútbol femenino? ¿A qué espera el CSD para hacer profesional una liga que lo es en todos los puntos necesarios para nombrarla como tal y dejar que sean los propios clubes los que organicen, gestionen y protocolicen este tipo de problemas, tal como hace el fútbol masculino?
