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Lindsay Camila, la primera entrenadora de la historia en ganar una Copa Libertadores

LA ENTREVISTA
13/04/2021 | Marc Andrés i Sanz
Hablamos con la entrenadora brasileña de Ferroviária, la primera técnica en levantar el título más importante de Sudamérica
Lindsay Camila, la primera entrenadora de la historia en ganar una Copa Libertadores
CONMEBOL
Cada año hay más mujeres haciendo historia en el mundo del fútbol. Sea en el terreno de juego, en el banquillo o en los despachos, poco a poco las mujeres van teniendo más y más protagonismo y, algunas de ellas, pueden escribir su nombre con letras de oro en los libros de historia de este deporte. Lindsay Camila (Campinas, São Paulo, Brasil, 1982) es una de esas mujeres. A sus 38 años, el 21 de marzo de 2020, la brasileña ganó la Copa Libertadores Femenina con Ferroviária al derrotar por 2 a 1 a América de Cali en la gran final. Esta victoria supuso que Camila se convirtiera en la primera entrenadora del mundo en ganar una Copa Libertadores.

Para llegar a esta hito histórico, la paulista ha vivido de todo tanto como entrenadora como futbolista. Como jugadora su carrera fue muy corta. Con paso por España incluido, se tuvo que retirar en 2006 debido a una lesión grave de tobillo y, en ese entonces ya empezó a entrenar. Francia, Brasil, Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos y Luxemburgo son los países en los que Lindsay Camila ha entrenado y, quince años después, en su primera experiencia en la élite, la brasileña estaba lista para convertirse en una mujer histórica. Y aprovechó la oportunidad.

El 21 de marzo te convertiste en la primera entrenadora en ganar la Copa Libertadores. ¿Te parece real ya al escucharlo tantas veces?

No, todavía no. La gente me pregunta “¿cómo lo has vivido? ¿Te lo imaginabas?” y siempre digo que imaginamos ganar algo en el fútbol, porque tengo una pasión muy grande, pero cuando despierto y alguien me pregunta todavía no me doy cuenta lo grande que es ganar esto, lo grande que es esto. Es como ganar la Champions League. Creo que dentro de 10, 15 años voy a comprenderlo un poco mejor.

Entonces no te has cansado de que te lo recuerden…

No, sigue siendo un sueño, algo que te preguntas si fue verdad. No me voy a cansar.

¿Cómo viviste esta final contra América de Cali?

Bueno, yo siempre me concentro con música. También con música de España; Andy & Lucas, por ejemplo, que me gustan ya de la época en la que estuve en España. Me puse a escuchar música y a escribir en la camiseta, porque en aquel momento usaba una camiseta con una manga larga porque hacía frío. Como siempre ganábamos conmigo llevando esa ropa, pues tenía que hacer lo mismo. Además, un día mis pantalones se rompieron y las jugadoras dijeron que no los podía cambiar; entonces mantenía siempre lo mismo a mi alrededor. El día de la final, estaba muy segura que íbamos a ganar, no porque el rival fuera malo o bueno, tengo mucho respeto, pero vi las ganas que tenía mi equipo y lo supe. Entonces escribí en la camiseta “Quédate en casa”, porque aquí en Brasil estamos con problemas de Covid y yo había perdido alguien importante dos días antes. Luego también “Gloria para Dios” y “Familia te quiero”. Estaba segura que íbamos a ganar y luego empezó el partido. 

Estuvimos mejor en la primera mitad, marcamos gol con nuestras delanteras que no habían marcado mucho y las tres fueron muy importantes. Patricia Sochor, que jugó en España, hizo el primer gol de falta, después Lurdinha, de 19 años, provocó la falta del primer gol y el penalti del segundo y después, Aline Milene, convirtió el penalti. Sentí que íbamos a ganar y, antes del partido, hice una reunión y les dije que cerraran los ojos y se imaginaran con la Copa. Algo me dijo que íbamos a ganar. En cuartos de final y semifinal lloré mucho, pero en la final estaba ligera porque era para divertirnos y aprovechar.

Por lo que cuentas, ¿cómo se prepara una persona para un partido tan importante cuando pocos días antes pierdes a una persona muy querida?

Yo “juego” mucho con mis jugadoras. Siempre estoy hablando, siempre estoy con ellas. Intento dar un empujón, no digo haz esto, haz esto otro. Intento hacer algo para ayudarlas y claro que lo más importante son los entrenamientos de la semana, pero si tienen a alguien que puede hablar con ellas, así lo intento. Y para ello debo estar muy calmada. Y para eso escucho música, para saber lo que voy a hacer y decir. Yo no juego, pero necesito concentrarme y estar bien para ellas.

El camino hacia el título de la Libertadores no fue nada fácil… empezando por tu primer partido. Derrota 4 a 0 contra Libertad-Limpeño.

Cuando empezó el torneo como dices perdimos y perdimos feo, 4 a 0 contra Libertad-Limpeño de Paraguay, que no jugaba desde hacía un año, pero que ya había sido campeón de Libertadores y tenía una tradición. No fuimos capaces de ganar una pelota y fue muy difícil. Yo llevaba un mes y medio en el cargo, sólo pudimos jugar un amistoso, fue el primer partido oficial y me hizo mucho daño. Me pregunté qué necesitaba hacer para cambiar el rumbo en un torneo tan corto, entonces pienso que lo más importante fue la cabeza y mejorar las pequeñas cosas que podía hacer.

Lindsay Camila 1
  Lindsay Camila en un entrenamiento | Foto: Jonatan Dutra/Ferroviária SA

Lo has comentado, tú empezaste a entrenar a Ferroviaria en enero de 2021, ¿cómo te afectó de cara a la preparación de la competición?

Afectó mucho, porque en la ciudad en la que estamos, Araraquara, en el estado de São Paulo, dos semanas antes entró en confinamiento muy fuerte. Se cerraron farmacias, gasolineras, etc. para que la gente no saliera de casa para nada. Nosotras estábamos obligadas a salir de la ciudad y aquí los directivos y el Presidente fueron muy buenos porque pudimos salir para continuar entrenamientos. Muchas turbulencias, porque sólo jugamos un amistoso y no sabíamos mucho cómo se iba a comportar el equipo. Yo digo que se hizo el equipo de milagro.

Y hablando de afectar, volviendo al primer partido, fue una dura derrota que te puso en el centro de la crítica y ya se empezó a pedir que volviera Tatiele Silveira, la antigua entrenadora. ¿Te afectó en algún momento?

A ella la conozco y la respeto mucho, porque estuvo dos años en el equipo y llegó a tres finales. Ganó el Brasileirão, llegó a la final de la Libertadores y también a la del Torneo Paulista, que aquí también es muy importante. Entonces me preguntaba si yo sería capaz de hacer lo mismo que ella, porque mi primera presión es por el gran trabajo que ella había hecho. Y claro, perdemos feo, 4 a 0. Entonces la prensa de la ciudad del club de Ferroviária, donde el equipo es muy fuerte y la gente lo sigue mucho, dijo de mí que no era buena, que nunca había trabajado con un equipo fuerte, que no tenía condiciones, que no estaba a la altura del equipo. Ese día me dije que no era la peor entrenadora, y después de la final que tampoco era la mejor, porque tengo muchos errores y mucho que aprender. Pero si estoy en Ferroviária es porque lo puedo acreditar, y no empecé ayer.

Al final sustituyes a una Silveira que ganó el Brasileirão en 2019, la primera mujer que lo consigue y que quedó subcampeona de la Libertadores. Difícil comenzar tu carrera en un equipo de élite de manera más complicada.

Sí, sí, es la verdad. Y yo me pongo presión a mí misma. Mira, cuando hago lo que me gusta hacer es maravilloso, pero cuando lo hago tengo que hacerlo bien. Coger un equipo deuna entrenadora tan buena... la presión era muy grande. Pero bueno, yo he tenido mucha suerte. El equipo cree mucho en las mujeres, porque primero tuvieron a Tatiele, que fue la primera en ganar el Brasileirão, y después a mí, la primera mujer en ganar la Libertadores. Eso no es por nada, pero el equipo cree. Y eso es algo muy, muy bueno. No pasa por casualidad.

Igualmente, tu experiencia entrenando es amplia y llevas mucho tiempo en los banquillos. ¿Qué año empezó tu carrera de técnica? ¿Dónde?

Estaba en Francia y me rompí el tobillo, tuve una luxación abierta, me rompí todos los ligamentos. Entonces estaba en Lyon, con el equipo B y el entrenador, y Farid Benstiti, me invitó a ser entrenadora. Así empecé, en 2006. Puedo decir que empecé en el mejor equipo de mujeres del mundo, que es el Olympique de Lyon. Cuando empecé en Lyon, en ese 2006, yo tenía una jugadora como Amel Majri con 14 años. En aquel entonces ya se tenían que hacer pruebas para entrar en el club, Sub-11, Sub-13, Sub-17, Sub-19, etc. Dieciséis años atrás el club ya tenía todo esto. Hoy en España hay muchos equipos con todas estas categorías, pero si pensamos en dieciséis años atrás, era algo impensable. Y cuando ves que la estructura es la mejor, ya sabes que es el sitio correcto para poder aprender mucho. Me quedé en Lyon cuatro años, luego volví a Brasil un año, después me fui seis meses a Dubai con hombres, más tarde viajé a Estados Unidos para dar Campus, volví a Europa para ir a Luxemburgo y estuve dos años con chicos Sub-15, luego me fui al Terville francés, un equipo de octava división, después ya me voy al equipo nacional Sub-17 de Brasil, me quedé un año y medio y ya me llegó la oferta de Ferroviaria. He tenido mucha suerte en el fútbol.

A día de hoy sí que podemos considerar al Olympique de Lyon como el club más grande del fútbol femenino, pero por la estructura que comentas, ¿en ese 2006 también piensas que lo es?

Sí, porque ya en 2006, para los partidos del campeonato francés, el Presidente alquilaba avión para las jugadoras de primer equipo y el staff. Imagínate en 2006, un equipo de mujeres que se va a los partidos en un vuelo privado. Es una estructura muy grande. El año que empecé ya fueron campeonas de Francia, también en esta época Alemania estaba muy fuerte, con el Frankfurt y luego estaba Estados Unidos, pero con la estructura que tenía el Lyon, para mí, ya era el más fuerte. El Presidente lo hizo porque quería y tuvo a hombres y mujeres igualados.

Lindsay Camila Lyon
Lindsay Camila en el Olympique de Lyon | Foto: Instagram Lindsay Camila

¿Cómo te ha ayudado formarte en un club tan desarrollado para lo que era el fútbol femenino entonces?

Demasiado, porque empecé trabajando con la excelencia. Luego en 2014 cuando volví a Francia para entrenar un equipo de baja división, pensé que no podía trabajar. Es lo malo, porque empiezas en un alto nivel y, cuando tienes que volver, es difícil tener paciencia. Esto me hizo dar un paso atrás y comprender que hay niveles diferentes. Me permitió conocer lo más grande, pero tenía que conocer lo más humilde. Cuando trabajas con lo mejor, siempre quieres trabajar con los mejores. Es demasiado bueno.

Y a día de hoy, con todo lo comentado, ¿cómo definirías a Lindsay Camila en un banquillo y en un vestuario?
Rara, un poco loca [ríe]. Creo que con mis jugadoras soy apasionada, pero me gusta mucho el respeto hacia las adversarias y los entrenadores. Desearía que en el fútbol hubiera más fair play. Creo que puedo decir que soy un poco rara, siempre con muchas ganas, y soy una persona con mucha, mucha suerte.

Por otro lado, antes lo has comentado, que también existe la Lindsay Camila futbolista. Una defensa que ve su carrera cortada por lesiones de tobillo y se retira en 2006. ¿Fue difícil la transición de jugadora a entrenadora tan joven?

La verdad es que no lo tuve que pensar mucho tiempo; esto fue la parte buena. Me encanta jugar, pero cuando me hice la segunda cirugía en el tobillo, el doctor dijo que nunca más iba a jugar. Yo le pregunté si me iba a cortar el pie y me dijo que si no lo hacía bien, pues sí. Entonces lo que pesó más fue que yo tenía que estar bien para caminar, porque me dijo que no iba a caminar en 10 años. Dos meses después estaba corriendo en la cinta. Eso sí, los movimientos no eran los mismos, todavía tengo dolor, hay algunas limitaciones. Pero eso, no tuve ni tiempo para pensar y ya empecé como entrenadora. Fue muy bueno eso.

Tu carrera se inició en Brasil, pero pasaste por Portugal y también Francia. Primero hablemos de tu carrera en estos tres países y luego nos centramos en el último…

Exacto. Cuando empecé en Brasil, los torneos no eran de muchas fechas, como de agosto hasta mayo o junio. Yo quería vivir del futbol, ser profesional y pensé que si quería ser algo, tenía que ir a Europa. En aquella época teníamos internet, pero no como hoy, entonces veía la tele, buscaba muchas cosas y se me puso en la cabeza ir a Portugal. Tenía un amigo allí que jugaba en una división baja y me dijo que si quería hacer una prueba, él me ayudaría. Me fui, jugué una temporada en Boavista y, cuando acabé, tenía una amiga en el Rayo Vallecano, Simone Jatobá. A ella le pregunté por algún equipo en el que pudiera hacer pruebas y me ayudó. Hoy, con Simone, trabajamos juntas en el equipo de Brasil y también trabajamos juntas en Lyon. Ella habló con alguien de Madrid y esa persona me envió a Badajoz para hacer una prueba. Luego me fui al torneo MIC y conocí a personas que me llevaron a Francia en julio de 2005.

Cuando hablas de Simone del Rayo Vallecano, ¿también tenías contacto con Milene Domingues?

No del todo, solamente con Simone Jatobá. Pero Milene llevó a Simone al Rayo y Simone me ayudó a mí.

Ahora sí, hay que centrarse en tu paso por España. ¿En qué equipos estuviste y en qué categoría competías?
Bueno, comenzó bien. Me fui a Badajoz la temporada 2004/2005 en el equipo Puebla de la Calzada. En esa época no tenía contrato profesional y allí me quedé dos o tres meses. No jugaba mucho y el Presidente llamó a dos brasileñas. Ellas iban a venir y, aunque yo tengo pasaporte portugués, eso daba igual en esa época. Entonces hablé con el Presidente porque si ellas dos llegaban yo tenía que irme, porque no se podía tener más de dos extranjeras. Entonces me fui al Estartit a hacer una prueba. Me iba a quedar allí, pero recibí una llamada de Francia para irme. Pero bueno, yo siempre digo que si pudiera elegir un sitio en el que vivir en Europa, sería España. Pasé solo una temporada, pero me encanta. Me encanta el sur, el norte, Madrid, es un país que me encanta. No me pude quedar mucho tiempo, fue un poco rápido mi paso, pero me encantaría volver.

Ahora que lo dices, ¿te ves viajando a Europa para entrenar, quizá en España?

Sí, sí, lo más pronto. Mira, te diré algo. En 2019, cuando empecé en el equipo de Brasil, fui a buscar jugadoras jóvenes brasileñas y busqué a Gio Queiroz. Cuando la encontré en Madrid, escribí al equipo para ir a verla y hablé con el Presidente del Madrid CFF y no me olvidaré de lo que me dijo: “Un día cuando quieras volver a Europa, puedes venir aquí”. No he olvidado sus palabras, así que quizá un día.

Y cerrando el tema de España, ¿cómo compararías tu situación entonces con el fútbol femenino español actual?

Ha pasado mucho tiempo, yo llegué a España en 2004 y me quedé hasta junio de 2005. Ha cambiado demasiado, ahora es profesional, me gusta ver más los partidos porque se juega mejor, la parte táctica, la técnica, la velocidad… Todavía no ha acabado de llegar lejos del todo porque hay los equipos como Lyon, Wolfsburg, pero ahora hay un gran trabajo de equipos como FC Barcelona o Atlético de Madrid, mientras que cuando yo estuve el equipo más fuerte era el Athletic de Bilbao, que siempre jugaba Champions. Además, la selección nacional también está muy fuerte. En el Mundial no tuvo suerte, pero podría haber llegado más lejos. Tienen muy buenas jugadoras, con gran técnica, muy inteligentes; es una escuela muy fuerte la española.

Y ya que hemos hablado del fútbol femenino español actual, acabamos con una última pregunta, ¿cómo dirías que se encuentra el fútbol femenino en Brasil y en Latinoamérica en general?

En Brasil estamos un paso mpor delante de los otros países. Aquí tenemos 16 equipos en Primera División y todos son profesionales, desde hace unos dos o tres años. Aquí estamos un poco mejor, por eso ganamos más Copas Libertadores [9 de 12 ediciones]. En otros países las jugadoras todavía necesitan jugar y trabajar o estudiar. Quizá es malo decirlo, pero se necesita dinero para ser mejores. Si solo se juega, no hay que preocuparse de trabajar, de hacer otras cosas y te quedas más centrada en hacerlo mejor. Ahora además también se hace formación de jugadoras y en dos, tres, cuatro años se va a tener mejores jugadoras. En Brasil hay jugadoras como Marta, pero muchas otras no han pasado por canteras o juveniles, y si con 15/16 años empiezas a jugar contra futbolistas de 30/35 años, te pierdes un poco de la formación. Ahora en España hay las categorías inferiores, que las Sub-17 son campeonas del Mundo, se está trabajando para un mejor equipo nacional. Y cuando se tiene eso, se va a tener una buena Liga nacional, porque vas a tener jugadoras de alto nivel, vas a tener dinero para pagar, el campeonato van a ser vistas… una cosa va detrás de la otra.
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