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Mapi Vilas: por 475 razones

LA ENTREVISTA
19/09/2020 | Andrea Menéndez Faya
La delantera gallega se ha hecho un hueco en la historia del fútbol femenino a base de goles. Ahora, lejos de Valencia, emprende una nueva etapa en el Betis con la ilusión de una debutante
Mapi Vilas: por 475 razones
Maripaz Vilas
Giampiero Boniperti fue uno de los componentes del Trío Mágico de la Juventus. Allá por 1949 se convirtió en el máximo goleador del Calcio y en su estrella más brillante. A lo largo de su carrera, consagrada a la Vecchia Signora, marcó 178 goles. Le pagaban una vaca por gol. Si, por lo que fuera, se mantuviera una prima parecida en el fútbol, Maripaz Vilas (Vilagarcía de Arousa, 1988) podría haber dejado el Valencia este verano para irse a su Galicia natal a vivir de los frutos de sus 132 goles en el conjunto ché, a los que hay que sumar los recogidos en el Atlético Arousana (186), Levante (17), FC Barcelona (61), RCD Espanyol (51), y los 15 marcados con la Selección Española Absoluta en ocho partidos, con otros 13 en las categorías inferiores. Hablaríamos de casi 500 vacas. Sin embargo, a sus 32 años, quiere más fútbol y más goles, ahora, en el Betis

Quería seguir jugando. Quería hacerlo en el Valencia, ellos lo saben, estaba a gusto allí y lo sentía como mi casa. Pero en el fútbol hay cosas que la gente no sabe, no entiende o no ha vivido: por desgracia no todo es sentir por un escudo. Hay muchas cosas detrás. No tomamos la decisión al 100% del futuro ni del presente. Hay presidentes, directivas… muchas cosas detrás. Y a mí me llegó el final de mi etapa en el Valencia mucho antes de lo que hubiera querido. Pero tenía que seguir jugando. 

El fútbol le viene de casa. Sus hermanos jugaban al fútbol, su padre es un futbolero de pro, y creció pegada a la pelota. Tuvo suerte. Pasó de crecer en un entorno en el que los referentes eran jugadores como Djalminha o Valerón a convertirse ella misma en el referente de una generación. Sus registros goleadores la avalan. El cariño de las aficiones que tuvieron la suerte de verla con su escudo en el pecho es imposible de medir. Las compañeras y rivales que ha tenido en estos años en la élite hablan de ella como una rival dura y una compañera excelente. 

A día de hoy sigo sin llegar a creerme lo que he conseguido. Cuando era pequeña, (y más siendo chica, que no teníamos referentes femeninos) estaba triste por ser chica. Yo quería ser futbolista, y veía que las mujeres no llegaban a ser grandes futbolistas porque no se les daba la oportunidad de serlo. En los medios de comunicación solo veías futbolistas chicos. Y siempre decía: ¿por qué mi hermano –mellizo- es chico y yo chica? Si a mí me encanta el fútbol y a él no tanto, y él puede ser futbolista y yo no. Hoy toda esa tristeza se ha convertido en felicidad. Estoy orgullosa de ser una de esas mujeres que han luchado por el cambio en el fútbol femenino, de haberme convertido en un referente y de que, al final, toda esa garra que saqué de pequeña por la rabia de no poder ser futbolista se haya convertido en participar de una lucha para que todas las mujeres que quieran, puedan serlo. 

Maripaz Vilas en un torneo infantil

Reina de Copas


Su palmarés es envidiable. Comenzó en un Arousana que derribaba registros en la antigua Segunda División. Su cómputo goleador para obtener un pasaporte a Superliga con el Levante, donde -a parte de una Liga- levantaría su primera Copa de la Reina, marcando incluso un doblete en la final. De allí, al Barcelona. Otra Copa de la Reina y tres Copas de Cataluña, hasta su paso al otro club de la ciudad condal, el Espanyol. Otra final, otro gol, otra Copa de la Reina. En 2013 hace las maletas y se va a Valencia, en su segundo curso en el conjunto ché volvería a jugar otra final, que perdería por 2 goles a 1 frente al Sporting de Huelva. La caída de la temporada 2016/17 fue frente al FC Barcelona en semifinales. 

Llegamos a la final, y es el único club con el que se me ha atragantado ganarla. Es una espinita clavada haber ganado la Copa de la Reina con todos los demás equipos y no haber podido regalarle una a la afición del Valencia. Tuvimos tres años muy buenos, pero en los últimos fuimos decayendo y lo veía muy difícil. 

Según la última Circular de la RFEF, en la que se detalla el formato de la competición, la Copa de la Reina la jugarán los ocho primeros clasificados de la primera vuelta. El Betis se ha reforzado para no caer en la ansiedad de la temporada pasada, en la que rozó los puestos de descenso varias jornadas. 

Los refuerzos del Betis me gustan mucho. Las jugadoras que estaban son muy buenas también. Tenemos un equipo muy competitivo, y me quiero ver ya en esa dinámica de competición. Entrenando es un equipo intenso que se entiende muy bien a pesar de que muchas somos nuevas, pero tengo ganas de vernos competir contra otros equipos para sentir cómo estamos en realidad, y ahora que empezamos a jugar amistosos veremos cómo se acopla el equipo en un partido. Tengo mucha ilusión puesta en esta etapa, creo que hay buen equipo y Pier es un entrenador ganador, así que confío en que podamos dar mucha guerra.

Pier Cherubino tuvo claro desde un primer momento que quería a Maripaz en su equipo:

Mapi es un fichaje que, desde que comencé en el fútbol femenino, quería siempre en mi equipo. Cuando me enfrenté por primera vez al Valencia con el Granadilla me quedé impresionado por sus movimientos como delantera, su olfato de gol y la capacidad que tiene para asociarse con las compañeras del medio de campo y conectar con la línea ofensiva. Pocas veces he visto a una jugadora así, y eso es importantísimo para el trabajo táctico del equipo. 

Es todo un referente en el fútbol. Con la experiencia que tiene y lo que se ha involucrado en el equipo desde el primer día, es un ejemplo para todas las compañeras y en general para toda la Primera Iberdrola. Le quedan años de fútbol y aquí va a ocupar el rol de goleadora. Vamos a intentar que pueda disfrutar una etapa muy importante en su carrera, incluso más importante que en el Valencia. 

Todo en esta temporada es incertidumbre. Hasta hace unos días ni siquiera sabíamos la fecha de arranque de la competición. Ahora, con el calendario en la mano, sabemos que el Betis la empezará en casa de un recién ascendido, el Eibar. Mapi Vilas jugará su primer derbi sevillano en la jornada del día de Reyes, una jornada especial en la que el sorteo ha querido que todos los derbis se disputen en un día mágico. En la afición bética –y en la sevillista- hay además una ansiedad especial por este partido: el año pasado no hubo derbi. En la primera vuelta coincidió con la huelga de las futbolistas, en la segunda, con el Covid-19. 

Desde el primer día te inculcan muchísimo que no te sorprendas, que es un sentimiento brutal por el escudo… y tienen razón. Al principio pensaba que exageraban, pero no: es brutal cómo lo sienten. El derbi es un acontecimiento que esperan con ansias. Y llevan más de un año esperando por un derbi. Me espero un día especial. Me lo han vendido como un derbi intenso, y me apetece muchísimo vivirlo.

Maripaz Vilas en su presentación con el Betis

La vuelta al origen


El calendario asimétrico ha dejado para el 16 de mayo el partido más especial para la gallega: la vuelta al Antonio Puchades. 

Se me va a hacer muy largo. Quería que tocara pronto porque no me he podido despedir de casi nadie, y tengo muchas ganas de volver al Puchades. El consuelo es que la espera valga la pena y pueda entrar gente ya en mayo al campo. 

La cancelación de Primera Iberdrola a mitad de campaña el curso pasado trajo consigo que las jugadoras que finalizaban contrato, igual que las que se retiraron, no pudieran despedirse de su afición, su club y sus compañeras en el campo. Un día les dijeron “no se puede entrenar” y ahí se cerró, de golpe, una etapa.

Fue muy triste. Si hubiese estado solamente un año allí, pues, bueno… no duele tanto despedirse. Pero cuando te imaginas una despedida con un club en el que estabas tan bien, cuando piensas en colgar las botas o en irte de allí a otro sitio, no piensas que será así. Cuando llega el momento y te dicen que no puedes decirle adiós a nadie, es como... ¿es una broma? Es algo que llevo guardado, que necesitamos todas las que hemos pasado tanto tiempo en Valencia. Necesitamos ese momento tan nuestro de despedirnos de nuestra gente, de la afición, de un campo en el que hemos vivido tantas cosas. 

Pero si hablamos de campos, quizá haya que empezar por San Xinés, en la parroquia de Bamio, un pequeño pueblo de Vilagarcía de Arousa donde, rodeado en medio del verde más típico y cercado por una carretera comarcal, encontramos el Campo de Fútbol Municipal Mari Paz Vilas. Pocas futbolistas en nuestro país han bautizado a un campo, está reservado a las grandes. En Galicia, donde el fútbol base y el femenino son desde hace unos años legión y estandarte, en una carrera por afianzarse y llegar a la élite, es algo más frecuente. Los niños y las niñas crecen con nombres como el de Vero Boquete, Anaïr Lomba, Mapi Vilas o la reciente Tere Abelleira para saber que el fútbol es fútbol lo juegue quien lo juegue. Y cuando lo juega una mujer con los galones que han puesto en el campo las gallegas que han dado gloria a este deporte en su historia reciente, con más motivo. 

Es el campo de mi pueblo, donde crecí, donde empecé a jugar. Fue un orgullo cuando el alcalde me llamó y me preguntó qué me parecía la idea. ¿Qué me iba a parecer? Un sueño y un orgullo. Que un campo de fútbol lleve el nombre de una mujer futbolista es un paso más en esa lucha. Me pareció un gesto súper bonito por parte del consistorio ponerle mi nombre.

En Galicia hay muy buenas jugadoras. El problema es que no teníamos la oportunidad de tener un equipo en primera división en el que poder debutar y tener la oportunidad de disfrutar del fútbol en la élite. Muchas jugadoras se han quedado por el camino porque o han decidido quedarse en Galicia, estudiar, y cambiar su vida futbolística por una carrera, o no se han atrevido a dar el salto, irse, y buscar la forma de continuar fuera. No es fácil. Yo entiendo que muchas hayan preferido ese camino, jugar en Nacional aunque su nivel sea de Primera División. Ahora, por suerte, está el Depor, pero acaba de llegar. Y Galicia estaba muy por detrás en este sentido para el potencial que había en el campo. 

Con el Sub Grupo 1 de Reto Iberdrola Norte en la mano, el Friol (Lugo) tiene una buena oportunidad de clasificarse para una segunda fase en la que el ascenso se decidirá entre los cuatro primeros de cada bloque. Falta aún el Celta en ese panorama del fútbol femenino Gallego. Se espera que a medio plazo la proyección deportiva de la Comunidad llegue a situarse en la élite del fútbol femenino español. Como decía Pier Cherubino al inicio de esta entrevista, a Mapi aún le quedan años de fútbol. Ha vestido la camiseta de varios grandes, también la de la Selección. Cuando se fue de Galicia, el fútbol femenino profesional en la Comunidad estaba lejos de llegar a consagrarse. ¿Sería un sueño vestir la camiseta de un equipo gallego en la élite antes de colgar las botas? 

Ni me lo planteo ni me lo dejo de plantear. Vivo el día a día, no me gusta pensar en futuro. Cuando llegas a esta edad ves tantas cosas… yo quiero ser feliz en el momento, a nivel personal y deportivo. No sería extraño tampoco, porque considero que sería muy bonito jugar en Primera en mi casa. Una vuelta al origen, poder disfrutar de la máxima categoría en mi casa, con los míos. Pero hoy por hoy vivo el momento.

Cuando se han marcado tantos goles que darían para vivir de una explotación lechera en los años cuarenta de la liga italiana, es muy difícil quedarse con uno. Cuando no se tiene techo y cada temporada es un reto para seguir sumando, aunque sea con otra camiseta, aunque algunos duela marcarlos, el esfuerzo de imaginar cuesta menos. 

Por suerte me es difícil elegir un gol del pasado y quedarme solo con uno. Hay varios que tengo grabados en el recuerdo: el primero con la Selección Absoluta, el gol que nos da la Copa de la Reina con el Espanyol en los últimos minutos de la prórroga, y el de Mestalla, por supuesto. Dejar el sello de marcar en el primer derbi en Mestalla fue increíble. 

Imaginando un gol en un futuro muy cercano, me encantaría marcar un gol en la final de la Copa de la Reina con el Betis. Vivo mucho esa sensación de jugar una final, ya desde pequeña. Incluso viendo finales de otros me pongo igual de nerviosa que si estuviera jugando yo. Y con la Copa de la Reina tengo una relación muy especial, me apetece volver a ganarla. 

475 goles. Y no le vale: quiere más.

Infografía Maripaz Vilas
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