¿Realmente se puede confiar en las predicciones de la IA en el fútbol femenino?

El surgimiento de la IA ha hecho que esta tecnología se introduzca en casi todos los aspectos de la vida, desde los asistentes de voz en nuestros teléfonos, hasta el filtrado de correos electrónicos, la creación artística y el aprendizaje sobre cualquier tema. Aunque a las plataformas de IA se les puede plantear prácticamente cualquier tipo de consulta, desde encontrar una nueva receta hasta aprender sobre la historia del fútbol femenino, siempre queda en el fondo de la mente de las personas la duda de si puede predecir el futuro con precisión.

Esta es una pregunta que, naturalmente, ha intrigado a los apostadores deportivos, otro ámbito donde la IA ha dejado sentir su presencia. Las casas de apuestas han utilizado con éxito la IA para la gestión de riesgos y la prevención del fraude, el cálculo de cuotas, así como para la personalización y el marketing: la IA recomienda apuestas o promociones basándose en el comportamiento del usuario. Ayuda a los operadores con paquetes de bienvenida que incluyen un bono por depósito y un bono de bienvenida sin depósito. La IA permite dirigirse a los usuarios adecuados, elaborar mensajes personalizados y optimizar las campañas para obtener mejores tasas de conversión.

Pero, ¿qué hay de los propios apostadores deportivos?

¿Puede utilizarse la IA como una herramienta de predicción deportiva? Sí, pero sin ninguna precisión garantizada. La IA tiene un poder de procesamiento fenomenal y puede generar análisis extremadamente detallados a partir de los datos de los que dispone. Una auténtica fortaleza de la inteligencia artificial es su capacidad para identificar tendencias y patrones que estarían fuera del alcance de un apostador humano, ya que puede procesar rápidamente millones de puntos de datos.

Pero aunque la IA puede producir esos análisis profundamente basados en datos, tiene algunas carencias cuando se la utiliza como una bola de cristal. Parte de la razón es que las personas suelen verla de manera equivocada, apoyándose en ella para que lo haga todo por ellos. Pero la IA comete errores. Puede devolver información que no es factual y, por lo tanto, debería verse como una herramienta para aumentar las habilidades de predicción, no como un sustituto de ellas. Al fin y al cabo, la intuición humana cuenta mucho a la hora de hacer predicciones.

 

Un aspecto fascinante de esto es lo que se denomina la "caja negra" de la IA. Aquí es donde un sistema puede producir una predicción para la final de la Champions League femenina, por ejemplo, pero no explicará exactamente por qué.

Este vacío puede ser problemático para un apostador, que debería basarse tanto en un razonamiento sólido como en lo que dicen los datos. Sin una transparencia absoluta sobre por qué se sugiere una determinada predicción, es difícil confiar en esa información.

Lo que la IA tampoco puede hacer es tener en cuenta factores humanos para una predicción. Si hay un partido de la Liga Femenina entre el Barcelona y el Deportivo Abanca, la IA no puede diferenciar si es un encuentro importante en lo alto de la clasificación o un enfrentamiento entre equipos de mitad de tabla con poca trascendencia. Los factores emocionales que rodean un partido pueden marcar una gran diferencia en el resultado.

Si un equipo solo necesita un empate para evitar el descenso, por ejemplo, es más probable que adopte una mentalidad defensiva y cautelosa durante el encuentro. No hay forma de que la IA capte esos intangibles humanos y los tenga en cuenta en sus predicciones, pero comprender el aspecto humano del juego es algo en lo que los apostadores deportivos confían enormemente.

La IA ve números y datos. No tiene concepto de los matices de los partidos porque no puede ver el hermoso juego como lo hace una persona. La IA, por ejemplo, puede indicar que el Real Madrid tiene un alto porcentaje de posesión en los partidos, pero no sabe por qué o cómo se relacionará eso con las diferentes tácticas que utilicen distintos rivales para combatirlo.

La información que se introduce en la IA es de la que se alimenta y aprende. Por lo tanto, si los datos son incompletos, no suficientemente exhaustivos, no están actualizados o incluso son sesgados, solo podrá producir un resultado basado en eso, lo que significa que no es necesariamente fiable.

Hay más aspectos en los que los apostadores humanos pueden centrarse y la IA no, como las tácticas, que pueden influir mucho en los resultados. La mayor complicación al respecto es que las tácticas pueden cambiar según el transcurso del partido, y otras áreas imprevistas similares son las alineaciones, los cambios, las tarjetas rojas e incluso la influencia del clima y el nivel de rendimiento individual de los jugadores.

Aunque la IA puede hacer predicciones, desde luego, no son la respuesta completa. Incluso si un apostador confiara en ellas, le restaría parte de la experiencia placentera que hace que las predicciones futbolísticas sean divertidas y desafiantes.

Hacer predicciones consiste en difundir información y unir las piezas de algo que es inherentemente impredecible para intentar acertar. Ni siquiera los sistemas de IA más potentes pueden desentrañar ese código de la imprevisibilidad.