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Al partir...un sueño y un balón

EL REPORTAJE
04/02/2021 | Manel Expósito
La marcha de jugadoras de su ciudad natal en busca de nuevos objetivos es una realidad cada vez más habitual en el fútbol femenino. Laura González o Carla Gómez, son ejemplo de ello
Al partir...un sueño y un balón
Real Unión Tacuense

En la vida de cualquier jugadora suelen pasar varios trenes. Algunos se repiten. Otros son de una categoría muy exclusiva y no siempre circulan. Están los de proximidad. Los de lejanía. De mayor nivel. De inferior velocidad. En definitiva, experiencias. Cada año es más habitual que los clubs apuesten por el fútbol femenino pero, sobre todo, por mejorar la calidad de sus plantillas con jugadoras procedentes más allá de su zona de confort. Y a la inversa, futbolistas que han perdido la ilusión en su lugar de origen y quieren experimentar nuevas metas lejos de aquello que consideran su frontera. Pero, ¿de qué manera se concretan estos acuerdos entre club y jugadora? ¿Es difícil dar el paso para las futbolistas? En Futboleras os presentamos dos casos de jugadoras nómadas que partieron en su día y ya se han aclimatado a su nuevo hábitat.


Laura González (Badalona, 1995) es defensa en el primer equipo de la UD Aldaia, conjunto de la Reto Iberdrola grupo sur. Ya son cinco temporadas de la central catalana en Valencia y lejos quedan atrás sus años en el Sant Gabriel, su club formador desde los 11 años y que se dilató hasta debutar en Primera División en 2015. “Ahora que echo la vista atrás me sorprende que hayan pasado cinco años. ¡Sí que pasa el tiempo rápido! Todavía recuerdo cuando tomé la decisión de dejarlo todo en Barcelona y trasladar mi vida a Valencia”.


Con 25 años, Laura ya tiene su vida más que asentada en la capital de la Comunitat aunque para nada entraba en sus planes marchar del Sangra...hasta que se le presentó la oferta del Aldaia. “Cuando acabó la temporada 2015 – 2016 tenía la idea de seguir en Sant Gabriel, compaginándolo con estudios y trabajo. Entonces, de sopetón, se me presentó la oportunidad del Aldaia. Me llamaron a finales de julio porque Raquel Pinel y Nelly Maestro le dieron referencias mias al club. Tenía que dejar a mi familia y amigos en Barcelona...pero se te presenta una oportunidad que en aquel momento no había en el Sant Gabriel ya que descendió de categoría y el club tenía un poder económico inferior al de años anteriores. En Aldaia se aspiraba subir a Primera y me llamó la atención. Si la situación no era la esperada, siempre se podía regresar a casa....”, expone.


Laura González, a la izquierda de la imagen, celebra un gol junto a sus compañeras. UD Aldaia

Laura González, a la izquierda de la imagen, celebra un gol junto a sus compañeras. UD Aldaia


Maleta cargada de ilusión hacia Aldaia

Mi familia no se creía la oferta cuando se lo dije. Se creían que era una broma. Yo siempre he sido muy familiar pero no tardé mucho en decidirme. Puse en una balanza lo pros y los contras” y camino de Valencia que se fue. Con una mínima información sobre el club, objetivos y estabilidad, Laura González puso rumbo a Valencia. “Me dijeron que el club apostaba por el fútbol femenino, acumulaban varios ascensos y buscaban jugadoras con experiencia y ganas de llegar a lo máximo. Sant Gabriel siempre ha tenido una cantera potente y Aldaia estaba en crecimiento, todo por hacer”.


Por aquel entonces, Laura estudiaba un grado en deportes y era la primera vez que salía del nido. Apoyo económico, manutención y vivienda era la propuesta del club más allá del aspecto deportivo. “Cuando llegué, éramos cinco compañeras de fuera y estábamos divididas en dos viviendas: una de Andalucía, otra de Aragón y dos de Baleares. Para las mallorquinas también era nueva la experiencia. El apoyo fue fundamental porque estábamos solas”, recuerda Laura.


Adaptarse a la movilidad en Valencia fue lo que más me costó porque la comunicación en Barcelona es diferente. Al final acabas adaptándote y encuentras las mejores fórmulas para desplazarte de un lugar a otro. En ningún momento me sentí sola porque siempre tenia el apoyo familiar y en Valencia estábamos muy bien tratadas”.


Volver a mudarse, ya no entra en sus planes de vida: “Ya son cinco años en Valencia y no tengo los 20 con los que me vine. Con 25 me tiene que llegar una oferta muy buena para volver a trasladarme de ciudad. Si me volviera a cambiar de club sería para regresar a casa”. Actualmente, Laura es la única jugadora del primer equipo no residente en Valencia y para ella cada verano con su renovación es mantener su estabilidad más allá del verde.

Semejante vida paralela a la de Laura González es la de Carla Gómez (Terrassa, 1994). En su caso, emigró con 21 años tras el descenso del Sant Gabriel a Segunda y desde entonces ha sido una 'trotamundos': tres temporadas en Santa Teresa, una en Granadilla, otra en Zaragoza CFF y, desde el verano pasado, de nuevo en Tenerife pero en las filas del Real Unión Tacuense.


Cuando echo la vista atrás o vuelvo a Barcelona sí recuerdo aquella etapa cuando estaba en Sant Gabriel y aún vivía en casa. Parece mucho tiempo y a la vez se me hace corto que solo hayan pasado sesi años”, rememora Carla. De hecho, en su último año en el Ruiz Casado fue la pichichi del equipo con 17 tantos y entró en el once ideal del Fútbol Draft como uno de las jóvenes talentos más destacadas aquella temporada.


Con ell descenso, algunas jugadoras se fueron a Tenerife para jugar con el Granadilla la fase de ascenso a Primera División. Nos fuimos Eva Llamas, Laura Díaz y yo, pero sin contemplar que al año siguiente podíamos incorporarnos a la plantilla. Fuimos a la aventura”. Y dicho y hecho. El UDG logró un histórico ascenso y el club la quiso incorporar para su debut.


Tenerife

Real Unión Tenerife


Sabía que mi vida tendría un cambio radical ya que nunca había vivido sola. Por una parte hay dudas e incertidumbre pero por otra estaba la ilusión. El hecho de haber ido otras jugadoras para allá es más fácil. No me supone un esfuerzo el desligarme de la familia pero sí es verdad que los primeros meses se pasan mal por esa soledad. El cambio de rutina es lo que más pesa pero soy una persona que se adapta bien a nuevas circusnstancias”, añade Carla.


Esta temporada, en el Real Unión Tacuense, además de sueldo y alojamiento, el club ha incrementado la aportación a las jugadoras con un servicio de comida a mediodia de lunes a viernes. De nada se deben preocupar en ese aspecto las jugadoras, más allá del desayuno y la cena.


Carla tiene cada día más que...”Si volviera a Barcelona no estaría en casa de mis padres, cada vez me cuesta más volver a casa y estoy muy bien en Tenerife”. “Es una lástima que con la cantidad de jugadoras catalanas que hay en Primera División tan solo hayan dos equipos, siendo el Barcelona prácticamente imposible de entrar”.

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