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El ‘pequeño’ salto para la mujer futbolista de Kubalita

LA ENTREVISTA
03/12/2021 | Araceli Ochando Seva
Carmen Arce, conocida como Kubalita, comparte documental con la mejor jugadora del mundo. En futboleras, descubrimos su historia y su persistencia por la pasión del fútbol
El ‘pequeño’ salto para la mujer futbolista de Kubalita
Archivo
Hace 60 años, el 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin, cosmonauta soviético, se convierte en el primer ser humano en viajar al espacio exterior. Luego, en 1969, fue Neil Armstrong quien puso por primera vez un pie en la luna. Estos dos hitos supusieron lo que ya se dijo por activa y por pasiva después del salto del estadounidense “un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad”. Sin embargo, con permiso del astronauta americano, el pionero en viajes al exterior fue el soviético. 

Unos kilómetros más cerca, -dentro del globo terráqueo- y 10 años más tarde, debutaba Carmen Arce, a quien más tarde se conocería como Kubalita. Una niña que creció rodeada de familiares futboleros, que conocían bien los aledaños de antiguo Mestalla y que con 17 años decidió presentarse a las pruebas para el primer equipo de fútbol femenino que se organizaba en tierras levantinas. Ella, junto a otras niñas valientes y que querían, simplemente, jugar a fútbol, se convertirían en las que dieron, como Gagarin y Armstrong, el primer paso para la mujer y uno aún más importante para la humanidad. 

Aquel importante salto hizo que muchas de aquellas niñas valientes recibieran la deseada llamada de la selección. Sin embargo, como ocurrió en otros ámbitos de la sociedad, la posguerra y la España franquista quisieron romper la ilusión de una nueva tendencia que surgía en el país, el fútbol femenino. Aun así, el poso ya estaba, la semilla estaba plantada, la primera piedra del camino ya estaba barrida y el salto hacia el espacio se había hecho. 

Yuri Gagarin y Neil Armstrong flotaban en el espacio para dejar claro que aquello no era imposible, mientras, al mismo tiempo, Carmen Arce, con sus paradas moviéndose cuál astronauta dando pasos en la luna, y toda su generación se enfrentaban a los estigmas para que, ahora, sepamos que la mujer futbolista no es imposible. 
Kuablita y sus secuaces fueron pioneras en romper aquellas reglas no escritas de que las mujeres no podían jugar a fútbol -que hoy en día seguimos escuchando-. Ahora, la selección se acuerda de ellas y les rinde homenaje. Ahora, comparten documental, 'Campeonas', de Rakuten TV, con las actuales mejores jugadoras del mundo, entre ellas, la recién nombrada y reconocida mundialmente, Alexia Putellas. 
Kubalita docu

¿De dónde vino tu afición por el fútbol?
Con el fútbol pasa un poco como con la aspirina: o te gusta o no te gusta. Para mí fue fácil porque mi padre era socio del Valencia, de siempre, de los de pasión, de los de no perderse ningún partido, y mi hermano jugaba en categorías juveniles hasta que en una salida le rompieron la nariz y como le importaba mucho la imagen decidió dejarlo. Un balón, el fútbol en la tele… siempre estaban en casa. 

¿Cuándo empezaste?
Tenía 14 años cuando leí el anuncio en el periódico en el que se hacía un llamamiento para un equipo de fútbol femenino. El primer partido fue el 11 de enero de 1974, en Benidorm, justo cuando cumplía 15 años. De ahí fue surgiendo una concatenación de partidos hasta que se nos apagó un poco la luz.

¿También jugaste en la selección?
Jugué el primer partido en Murcia, contra Portugal, en la Condomina. Fue un partido muy polémico porque no nos querían dejar jugar cuando la gente ya había pagado la entrada y estaban en las gradas. Más tarde, se hizo una “liguilla” entre Italia y España, en la que se jugaron varios partidos. Yo solo pude jugar uno, el de Córdoba porque mi madre ya estaba muy enferma. A mi padre le lloré mucho para que me dejara ir Córdoba. 

Habéis jugado en la Condomina, con la selección; en la Rosaleda y en el Ciutat de Valencia (antiguamente Antonio Román), con el Racing… ahora cuesta mucho abrir los estadios grandes para partidos de fútbol femenino. ¿Cuándo os dais cuenta de que os están quitando interés y vetando de alguna forma?
Nosotras éramos hijas de la época. Jugábamos al fútbol porque era nuestra pasión, no nos planteábamos si éramos pioneras o heroínas, simplemente luchábamos por dignificar el fútbol. Estamos hablando del año 71, es la última época de la vida de Franco y de su régimen como tal, y en España se empiezan a mover muchas cosas. Entonces, llaman a Rafa Muga (seleccionador de la época) para que la selección vaya al primer Mundialito oficioso en México, en el que el estadio Azteca se llenó, y solicita a José Luis Pérez-Payá, por aquel entonces el presidente de la Federación, poder ir. Y saltó la alarma. Ahí ya no se estaba jugando de puertas para adentro, ya no es algo doméstico. Existía la posibilidad de que la selección femenina de fútbol de España saliera fuera y se internacionalizara que las mujeres españolas jugaban a fútbol, provocó temor, ‘oye que están llenando campos, que están saliendo en periódicos de tirada nacional, ¿queremos o no queremos?’. No se quería. Muchas veces se habla de que se jugaba a vóleibol, balonmano… Es cierto, pero no dejan de ser deportes minoritarios. Por aquella época, los toros y el fútbol eran los más populares y representaban lo masculino per sé, por tanto, no se concebía que la mujer entrara en ese medio de manera oficial y abierta. Y lo pararon. 


Cuando jugabais con la selección y veíais a otros países con un mayor apoyo institucional, ¿qué sentíais?
Contra Portugal fue un partido muy bronco, con un árbitro que les permitía juego duro y nos empataron en el último minuto con un penalti. Sin embargo, en el partido de Córdoba contra Italia fue distinto y muy difícil. La temperatura en diciembre era bajísima, obviamente, y el estadio del Arcángel, en Córdoba, era desastroso, todo lleno de barro. Jugar aquel partido fue como jugar en una trinchera de la segunda guerra mundial. Entonces, nos encontramos con una ‘squadra’, como ellas lo llaman, que solo verlas ponerse para la foto ya impresionaba. Con unas jugadoras acostumbradas a jugar entre ellas, con táctica, con una fortaleza brutal… Es la única vez en mi vida que me han metido cinco. Además, es el único partido del que hay imágenes mías. Recuerdo, además, una número 7, soñé con ella unas cuantas noches para ver si la volvía a ver porque cada vez que pasaba de mediocampo con la pelota yo pensaba ‘quién me manda a mí a estar aquí’. Fue duro pero fue más doloroso ver la crónica del NO-DO. 

¿La prensa, en general, os trataba mal?
No creas. Había variedad, es decir, había periodistas de otros periódicos que eran fantásticos y respetuosos. Luego estaban los otros. Te encontrabas con connotaciones sutiles que, quizás, sientan peor porque si te critican abiertamente, porque eso lo rechazas de primeras, sin embargo, otras veces, en una crónica del partido contra el Fuengirola -en el que empatamos y paré un penalti- que, a priori, parecía normal, comentaban nuestro buen juego, lo que habíamos luchado, pero, de repente, te encuentras con un comentario lleno de sarcasmo. Algo así como ‘menuda parada que hizo Kubalita, ¡qué bonita es esta portera!’. Este tipo de comentario que lastima el artículo y que sobra. Otro ejemplo, con Victoria Hernández, del Olímpico de Villaverde, que ha sido una de las grandes de mi época; en NO-DO le preguntan que qué le gustaba más, si hacer una tortilla de patata o jugar al fútbol. Esto es duro y evidente, pero las medias verdades y las sutilezas son peor. 

¿Por qué portera?
Yo iba para extremo. En mi época, como se buscaba el impacto social, se buscaban nombres llamativos, a Conchi, que le pusieron Amancio porque driblaba mucho y a mí me vieron jugando de extremo y lo hacía fatal, pero me pusieron Kubalita, de Kubala. Sin embargo, me gustaba mucho ponerme de portera cuando jugaba con mi hermano y un día, al acabar el entrenamiento me puse de portera y empecé a pararme disparos. Al final, me guardaron el nombre, pero en la portería. 

¿A quién se le ocurre lo de ‘Kubalita’?
Había una oportunidad mercantil y de negocio en todo esto para empezar a montar partidos. Por eso, buscaban impacto, por eso ‘Amancio’ y ‘Kubalita’.

¿Qué pasó a tus 20 años?
Ay… Se juntan varias cosas. El fútbol femenino se apaga porque los sponsors dejan de apostar, las instituciones también, las compañeras empiezan a tomar responsabilidades laborales o de estudios. Esto provoca que no pueda levantarse el equipo, un equipo que podría estar en los cinco primeros ahora mismo. Para que pudiésemos haber seguido, tendríamos que haber cobrado para poder compaginar la vida fuera del campo con la de dentro. Pero eso era impensable. 
Por otro lado, mi madre se rompió la cadera y se quedó en silla de ruedas. Voy a confesar que en mi vida hay errores y uno de ellos fue el día que le comenté a su médico que la rótula se me salía de su sitio. Me operaron y pusieron un tornillo con el tendón rotuliano fijado a la tibia, lo cual no solo no me dejó hacer deporte sino ni poder bajar escaleras. Esto me ha acompañado hasta que hace tres años conocí una artrosis muy fuerte, porque claro el roce de la rodilla con ese tornillo fijado me hizo tener unas rodillas a los 30 años que parecían de una persona de 80. Al final, encontré un traumatólogo que fue valiente para operar esa rodilla que era muy complicada de operar. Ahora tengo mucha más calidad de vida. 

ARCHIVO KUBALITA

¿Cómo fue dejar el fútbol?
Fue difícil porque era dejar todo lo que aquello significaba. Dejar el fútbol era dejar todo aquello que te hacía sentirte realizada, sentirte respetada porque a la gente le interesabas, salir en el periódico. El aterrizaje fue brutal. Me ha costado mucho. Metí toda mi energía y mi trabajo en mis estudios y mi profesión, enfermera oncológica que he sido durante 40 años, y el fútbol femenino lo tenía en el disco duro porque era doloroso.

¿Era difícil ver partidos?
Sí, claro. Me encantaba ir a ver al Levante, admiraba mucho a Ruth García. Pero es que las veía y sufría. No podía. 

¿Cómo has vuelto a reencontrarte con él?
Ha habido fases. La primera fue cuando me llamaron para otro documental sobre el fútbol femenino de aquella época, ahí volví a hablar de fútbol femenino y a curarme. 
La segunda es en el Mundial de 2019. Cuando España jugó el primer partido, yo me levanto en cuanto empieza a sonar el himno. Sentí que estaba ahí, que eso era mío. Fue la segunda cura de este duelo, de esta herida. 
La tercera y última, que ha sido preciosa y espectacular, es cuando me organizan el encuentro con Alexia y Viktoria Adrianova. Adrianova estaba lesionada y recuerdo que hablar con ella era una maravilla. Me comentó algo así como ‘qué mal me siento porque no puedo ir a ver a mis compañeras, parece que no les hago caso, pero es que no puedo’. Ahí, le dije, ‘te entiendo perfectamente, yo no podía ni ir a Mestallla a ver el calentamiento de los porteros’. Hablamos de lo normal que es ese sentimiento. Pero también, le dije, ‘esto tienes que vencerlo, no hagas como yo, que me costó 30 años volver. Es bueno para ti que cures eso’. Y cuando venía en el tren desde Barcelona, pensé que ahí no estaba hablando solamente con Viky (Adrianova), hablaba con Kubalita de 20 años. 

Las dos mejores jugadoras del mundo son españolas. No os gusta el término de referentes, ni pioneras pero sí que habéis dejado un poso en el futbol femenino para que esto, ahora, sea posible. ¿Cómo lo veis desde esa perspectiva?
No me sentía pionera en el pasado, durante la época que jugábamos. Sin embargo, cuando nos llamaron para aquel homenaje, muchas de mis compañeras que quizá no estaban tan puestas, como yo lo estoy en el fútbol femenino actual, se sorprendieron al darse cuenta de por qué estaban ahí, siendo homenajeadas. Fue muy emocionante. 

¿Cómo ves el panorama del fútbol femenino español?
Sinceramente, la situación está como el Canal de Suez, es decir, cada que subes un nivel en el tema de derechos y de profesionalización, tienes que poner una barrera detrás porque si te descuidas, te la quitan. Estamos en ese camino, avanzo y clavo. 
Desde una visión realista, ¿es posible que el Rayo esté en la situación en la que está?, ¿el CSD se hizo la foto para decir que va haber profesionalización para el fútbol femenino para quedarse ahí? ¿Por qué cuesta tanto ver partidos de primera división? Algo está fallando, no se están haciendo las cosas bien. 

¿Jugadora y equipo?
Soy muy filiafobia, hay jugadoras que no me gustan pero que son buenísimas. Las que me gustan mucho: Sam Kerr, tercera mejor jugadora del mundo; Pernille Harder, también nominada; Miedema; Christian Press… Me encanta verlas. 
Pero, por ser la semana que es lo tengo muy fácil, Alexia Putellas.
Con respecto a los equipos, siempre seré de los de Valencia, pero soy muy fan del Barcelona. 

¿Cómo es Alexia?
Me impresionó muchísimo. Cuando habla del respeto a las pioneras de mi época, es totalmente genuina, lo siente de corazón. Ella ve a las veteranas del Barça o a Kubalita, queriéndolas, como parte del legado del que ella también forma parte. Por otro lado, todos los deseos que tiene son de equipo y en ningún momento menciona a alguna ilusión personal. Se ve en los partidos, cuando acaba de meter un golazo y van todas a felicitarla, pero ella está ya colocándolas. Y, por último, es muy buena persona, de verdad. 

¿Por qué hay que ver ‘Campeonas’?
Porque desde Rakuten TV han conseguido unir el pasado, el presente y el futuro, es decir, ese hilo roto entre nuestro pasado y la actualidad se va a entrelazar. Hay que verlo porque las pioneras van a tener una voz, en este caso es la mía, pero lo importante no es que sea yo, sino que la voz de las pioneras se va a oír. También, se ve el sacrifico de caerse y levantarse. Han sido capaces de no romper el espacio entre generaciones y que sea algo continuo. Es muy emocionante. 

kUBALITA DOCU

Carmen comentaba en la entrevista de cómo habían cambiado también los actos en los que se galardonan a mujeres deportistas. De cómo ha cambiado que se pregunte si la Balón de Oro baila twerking a que lo mejor de la gala fuese el discurso de Alexia Putellas por correcto y, por supuesto, por mérito. 
En 1960, fue la primera vez que el hombre llega al espacio exterior, en ese mismo año se le otorga, por primera vez, el Balón de Oro a un jugador español. Empecemos a escribir la historia en femenino, empecemos a unir hilos como hacen en el documental de ‘Campeonas’ porque los hombres tienen su mérito, indiscutible, pero, no podemos olvidarnos de la otra mitad de la historia.
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