Pili Espadas ha colgado las botas. Cuesta de pronunciar y creer que es verdad.
Es una situación rara y todavía habrá que hacerse la idea que ya he colgado las botas.
¿Se hace la idea que han pasado 25 años ya?
La sensación es positiva y muy buena, pero los años pasan rápido. Si reflexiono un poco soy capaz de recordar los momentos vividos y la verdad que se me puede llegar a hacer incluso corta esa sensación tan larga en el tiempo, sobretodo por el largo positivo. Es triste por la parte que ya no volveré a atarme las botas para volver a saltar al campo.
25 años me han dado para mucho y he vivido grandes experiencias. Vivir ascensos y la selección ha sido muy bonito. No me esperaba vivir todo lo que he vivido y además empezando la práctica del fútbol ya de mayor, con 18 años.
¿Le es fácil recordar a Pili Espadas las vivencias?
Tengo muchas aún a flor de piel. Me acuerdo del ascenso a Primera División, los partidos importantes, victorias que han sabido a gloria. Muy feliz.
¿Se esperaba la despedida que le hicieron?
La despedida coincidía con el 25 aniversario del Club y lo hizo especial. Se diseñaron unas camisetas por el evento y todo fue una sorpresa. El equipo hizo además un estampado personalizado con la frase ‘Eterna Pili’.
En el momento de entrar en el vestuario se me cayó el corazón al suelo al ver imágenes mías de toda mi trayectoria, con 300 fotos pegadas en la pared y no di crédito. Fue un baño de lágrimas porque no lo esperaba para nada, con la presencia de todos los entrenadores que he tenido, compañeras de trabajo, amigas del instituto, personalidades, familia…toda la gente que me ha visto cumplir sueños.
Además, mi cuñada y mi sobrina esperaba que no pudieran llegar al estar en un evento en Barcelona y cuando llegué al vestuario allí estaban. Fue una adrenalina absoluta. Lo cuento ahora y me emociono todavía con todo lo vivido: el partido se detuvo en el minuto 10, placa conmemorativa, mi sobrino entregando un ramo de flores al final de un pasillo…Fue increíble.
Devolver mínimamente todo lo que ha supuesto su figura para el fútbol balear, pero también nacional.
El que me conoce sabe que estoy eternamente agradecida al
Collerense. Ya no solo por lo
vivido en el terreno de juego sino que también formo parte de él en la Junta Directiva. He podido llevar el nombre de mi club por toda España en lo más alto y eso es lo más grande. He tenido la posibilidad de salir, pero he querido seguir aquí para disfrutarlo con mi club. De mano del presidente recibí una insignia de oro del Club que es un colgante con el escudo y es muy emotivo y simbólico para mí. Absolutamente sorprendida con todo.
¿Cuál es el mayor legado con el que querría que le identificasen?
Llevo muchos años en el fútbol base entrenando y he tenido la suerte de entrenar y después ser compañeras de equipo, así que es emotivo que se acuerden muchas de ti después de tantos años y te feliciten por la trayectoria. Toda una semana respondiendo mensajes de agradecimientos. Entre los valores que me han inculcado en el Collerense está el de la humildad y eso es lo más importante. Es gratificante ver jugadoras de nivel top como Cata, Patri o Mariona tengan el Collerense grabado en su corazón y lo recuerden siempre con humildad y los pies en el suelo.
El mayor recuerdo.
Obviamente, todos los ascensos en las categorías que he jugado han sido importantes, pero el de Primera División fue el sueño de cualquier jugadora. Encima en el club de mi vida y rodeada de mi gente. Fue de las vivencias más bonitas que me han pasado
La nueva vida de Pili Espadas.
A día de hoy todavía no soy muy consciente que no volveré a atarme las botas para disputar un partido oficial, pero se llevará de la mejor manera posible. Ejerzo un poco de entrenadora y el vínculo seguirá igual. Se disfrutará desde el banquillo y se sumará lo que se pueda.